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David Guzik :: Eclesiastés 11 – Hacia una Verdadera Sabiduría

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Eclesiastés 11 – Hacia una Verdadera Sabiduría

A. Viendo más allá de lo que se puede ver.

1. (Eclesiastés 11:1-2) Trabajando por una ganancia que no se puede ver inmediatamente.

Echa tu pan sobre las aguas;

porque después de muchos días lo hallarás.

Reparte a siete, y aun a ocho;

porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.

a. Echa tu pan sobre las aguas: Esto quizás se refiera a una empresa de envío la cual requería de una gran paciencia para el retorno de la inversión. La idea es que es sabio y bueno el trabajar por un retorno que no se puede ver inmediatamente.

i. “Se alude al elemento de la confianza en muchos de los negocios antiguos. Los barcos en los viajes comerciales demoraban mucho más de lo que se podría esperar que llegaran las ganancias.” (Eaton)

ii. Algunos comentaristas (Trapp, Clarke, y otros) piensan que esto habla de generosidad. Echa tu pan sobre las aguas es para ellos una forma de decir, “Da tus cosas materiales a los necesitados de una manera que pareciera ser un derroche – un derroche tal como el echar tu pan sobre las aguas, y serás recompensado.” Si este es el sentido, el punto es mucho de lo mismo: haz algo ahora por una recompensa que no puedes ver inmediatamente.

b. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra: El Predicador aconsejó generosamente, y lo hizo a la luz de que en el futuro – aunque incierto – debe ser preparado. Con estas ideas él continúa a dirigirnos hacia el lugar de la verdadera sabiduría.

i. ” ‘Da una porción a siete’ es un consejo para utilizar todas las oportunidades especulativamente, porque uno no sabe que calamidades pueden llegar, y porque es bueno el prepararse de antemano para tales contingencias.” (Morgan)

2. (Eclesiastés 11:3-4) Causa, efecto, y los límites del análisis.

Si las nubes fueren llenas de agua,

sobre la tierra la derramarán;

y si el árbol cayere al sur, o al norte,

en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.

El que al viento observa, no sembrará;

y el que mira a las nubes, no segará.

a. Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán: Con estos proverbios Salomón enfatizaba la idea de la causa y el efecto. Por si solo este principio nos dirige hacia la eternidad, debido a que la maldad o bondad del hombre en esta vida terrenal a menudo no es contestada en esta vida. El efecto necesario de esa causa debe ser realizado en la eternidad.

i. Las nubes están diseñadas para estar llenas de agua, y, por lo tanto, sobre la tierra la derramarán. Para Spurgeon, esta idea de diseño y lo que viene de ello sugirió la obra de Jesús por nosotros: “Ahora, querido oyente, si tú crees que Cristo puede ser una nube que esta llena de lluvia, ¿porqué razón esta llena? Para que él se pueda vaciar sobre la tierra. No había necesidad de que él tuviera simpatía por el hombre, por hombres y mujeres que se lamentan. No había necesidad para que él sangrara excepto que él pudiera sangrar por ti. No había necesidad para que él muriera, excepto que el poder de su muerte te pueda liberar de la muerte.”

ii. En el lugar que el árbol cayere, allí quedará: “La extraña interpretación de Jerome del árbol caído ha persistido, y algunos Cristianos lo han citado fuera de contexto. El árbol, dijo él, es la persona muerta, y su destino esta fijada en la muerte. Y aunque esto es bastante cierto, no se puede probar por medio de este versículo.” (Wright)

b. El que al viento observa, no sembrará: El agricultor que se pasa analizando al viento o las nubes nunca plantará sus campos, y por lo tanto no segará. El predicador nos empuja de una manera gentil lejos de una aproximación analítica de la vida.

i. “Si siempre estamos esperando condiciones favorables, entonces nos pareceremos al granjero que siempre esta buscando el clima perfecto, y deja que todo el otoño pase sin que un puñado de granos llegue a los surcos.” (Meyer)

ii. “Si nos mantenemos observando las circunstancias, en lugar de confiar en Dios, entonces seremos culpables de desobediencia. Dios me manda a que siembre: No siembro, porque el viento puede llevarse algunas de mis semillas. Dios me manda que siegue: No cosecho porque hay una nube cargada allá afuera, y antes de que pueda guardar la cosecha, algo de la siega se puede echar a perder. Puedo decir lo que quiera; pero soy culpable de desobediencia.” (Spurgeon)

iii. Spurgeon siguió con ese sermón (Sembrando en el viento, Cosechando bajo las nubes) para describir otras maneras en que esta actitud peca en contra de Dios y del hombre. El observar las circunstancias en lugar de confiar en Dios es una muestra de incredulidad, rebelión, un temor necio, y ociosidad.

B. Moviéndose hacia la verdadera sabiduría, a través de pasos tambaleantes.

1. (Eclesiastés 11:5) Las limitaciones del conocimiento.

Como tú no sabes cuál es el camino del viento,

o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta,

así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.

a. Como tú no sabes cuál es el camino del viento: Salomón de nuevo nos recuerda las limitaciones del conocimiento humano. No sabemos cual es el camino del viento o cómo crecen los huesos en el vientre de una madre.

i. “Así, en este punto, en su súplica de cierre, el Predicador simplemente insiste en el hecho: ciertos aspectos de la obra de Dios en la tierra desafían la explicación. El misterio que vela nuestro propio origen subyace en el conjunto de la realidad.” (Eaton)

ii. Como Jesús lo diría después, El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (Juan 3:8).

b. Así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas: De la misma manera que no conocemos las cosas ocultas, así tampoco conocemos la obra de Dios de cualquier forma comprehensiva. El Predicador nos trae a un lugar de humildad y sujeción hacia Dios y Sus obras, las cuales nos sacan de la anterior premisa atrincherada de debajo del sol.

2. (Eclesiastés 11:6) Sembrando semillas con más confianza que certeza.

Por la mañana siembra tu semilla,

y a la tarde no dejes reposar tu mano;

porque no sabes cuál es lo mejor,

si esto o aquello,

o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.

a. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano: el Predicador, utilizando ilustraciones de agricultura, nos dice que hagamos obras de todo tipo – el trabajo que alguien pudiera hacer en la mañana, y el trabajo que alguien haría en la tarde.

i. “Algunos comentaristas han tomado Siembra tu semilla para referirse a tener hijos, siguiendo así al Talmud y Midrash, pero esto es difícilmente coherente con el contexto.” (Eaton)

b. Porque no sabes cuál es lo mejor: Salomón empuja hacia una humilde pérdida apropiada de la auto confianza. Debiéramos entregarnos a todo tipo de trabajos, porque no sabemos los resultados. Sabemos menos del futuro de lo que creemos; esto sacude la asegurada premisa anterior de debajo del sol.

3. (Eclesiastés 11:-8) Un último coqueteo con la premisa de debajo del sol.

Suave ciertamente es la luz,

y agradable a los ojos ver el sol;

pero aunque un hombre viva muchos años,

y en todos ellos tenga gozo,

acuérdese sin embargo,

que los días de las tinieblas serán muchos.

Todo cuanto viene es vanidad.

a. Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol: Después de discutir repetidamente sobre la premisa expresada por la frase de debajo del sol, el Predicador de nuevo expresa la idea antes de llegar a su conclusión en el último capítulo de Eclesiastés.

b. Acuérdese sin embargo, que los días de las tinieblas: El sol da luz, pero bajo la premisa de debajo del sol parece que trae al Predicador (y a nosotros) hacia días de las tinieblas; y si se vive bajo dicha premisa, aquellos días oscuros serán muchos y habrá mucha vanidad por venir.

©2016 David Guzik – No se permite la distribución más allá del uso personal sin autorización.

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