Jehová habló a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. /p>
a. Manda a los hijos de Israel que echen del campamento: Mientras Israel se preparaba para marchar a la Tierra Prometida, el leproso (Levítico 13), aquellos con flujo (Levítico 15), y cualquier sacerdote que tocara un cuerpo muerto, excepto de un pariente cercano (Levítico 21:1) fueron ordenados de ser echados del campamento de Israel hasta ser ceremonialmente limpios. Ahora Dios dijo que Israel debía hacer lo que Él había previamente ordenado.
i. “Probablemente esta ordenanza dio la primera idea de un hospital, donde todos aquellos que están afligidos con enfermedades contagiosas son puestos en salas particulares, bajo tratamiento médico.” (Clarke)
b. Echen del campamento: No era que cualquiera de estas cosas hicieran a una persona, o probarán que fueran pecadores notorios (aunque eso era algo que seguido se asumía erróneamente); pero la lepra, secreciones impuras, y cuerpos muertos eran recordatorios de los efectos del pecado – de lo cual Israel debía separarse en lo que se preparaban para marchar a la Tierra Prometida.
i. ¿Podría esto ser una analogía de nuestra naturaleza pecaminosa inherente de Adán? Incluso como leproso no eliges la lepra, pero la heredas, también nuestra naturaleza no es escogida – pero heredada de Adán. Por supuesto, escogemos actos individuales de pecado, pero nuestra naturaleza pecaminosa fue heredada.
ii. Claramente, en esta etapa en la progresión de Israel a la Tierra Prometida, han sido organizados y ordenados por Dios – ahora, ellos serán desafiados a pureza. Dios está buscando hacer a Israel gente de la Tierra Prometida – y eso significa personas purificadas
Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito. Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel. /p>
a. Así a hombres como a mujeres echaréis: Ni hombre o mujer sería excluido de este mandamiento. Ni simpatía percibida o superioridad percibida podría librar a alguien de las consecuencias de los estragos del pecado.
b. De aquellos entre los cuales yo habito: La mayor razón para esta separación mandatorio es porque Dios vive en el campamento de Israel, así que el pecado y sus efectos deben de ser separados.
i. Dios se preocupa con mucho más que nuestros actos individuales de pecado; El exige que nuestra naturaleza pecaminosa sea dirigida. Solo en Jesús nuestra naturaleza pecaminosa puede – el viejo hombre – ser crucificada, y la naturaleza de Jesús – el nuevo hombre – ser concedida a nosotros como nuevas creaturas. Dios no puede morar con el viejo hombre, pero puede con el nuevo hombre.
ii. No puedes ser una persona de la Tierra Prometida si los estragos del pecado son abiertamente evidentes en tu vida. Ciertamente, las personas de la Tierra Prometida no son perfectamente impecables; pero ellos no están abiertamente, obviamente, caminando en la naturaleza pecaminosa – bien ilustrado por aquellos puestos fuera del campamento.
Además habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen, aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó. /p>
a. Compensará enteramente el daño: Porque se ordena la restitución, esto es obviamente un caso de pecar en contra de otra persona (tal como con el robo, Levítico 5:14 – 6:7) o retener de Dios lo que le pertenece a Él.
b. Añadirá sobre ello la quinta parte: a restitución previamente mandada ahora debe ser hecha – compensando aquello que fue tomado o retenido, y añadiendo una penalización del 20%
Y si aquel hombre no tuviere pariente al cual sea resarcido el daño, se dará la indemnización del agravio a Jehová entregándola al sacerdote, además del carnero de las expiaciones, con el cual hará expiación por él. /p>
a. La indemnización del agravio a Jehová entregándola al sacerdote: i no hay un pariente sobreviviente para hacer la restitución, entonces el pago de la restitución debe ir al Señor. El pago de la restitución eran tan importante – si no es que más importante – para el culpable que lo pagaba como para la victima que lo recibía.
Toda ofrenda de todas las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será. Y lo santificado de cualquiera será suyo; asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será. /p>
a. Toda ofrenda de todas las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será: Ciertas ofrendas (tales como la ofrenda de paz de Levítico 3) tenían la intención de tener una porción de la ofrenda (como un buen pedazo de carne) de vuelta, para que ellos y sus familias pudieran tener una comida de compañerismo con el Señor.
b. Y lo santificado de cualquiera será suyo: Este mandamiento recuerda del derecho absoluto que el ofrecedor tenía de compartir en tales ofrendas; es esencialmente una manera de preservar una puerta abierta para compañerismo con el Señor – el sacerdote no podía llevarse la porción del ofrecedor, un rey no podía desecharlo.
i. En el medio de este capítulo en la separación del pecado, Dios por lo tanto le recuerda a Israel el propósito de esta separación – Compañerismo con Dios. Esto, ultimadamente, es la razón para perseguir la pureza: Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios (Mateo 5:8)
También Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto; si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado; /p>
a. Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel: Este único pasaje trata con el problema del espíritu de celos n un matrimonio. Obviamente, los celos sin fundamentos han estropeado muchos matrimonios, y los celos justificados han forzado atención a confrontar el pecado de adulterio – en este pasaje, Dios le da a Israel una manera de tratar con eso.
i. “Esta ley fue dada en parte para disuadir a las esposas de prácticas adulteras, y en parte para asegurar a las esposas contra la rabia de sus esposos duros de corazón, quien de otra manera podrían destruirlas de meras suposiciones, o al menos alejarlas.” (Poole)
b. Si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer: n ocasiones los celos en el matrimonio se muestran completamente justificados; otras veces se encuentra que son completamente falsos. De cualquier manera, Dios sabe que significa algo que debe ser tratado, y aquí Él le da a Israel la manera de hacerlo.
i. Con frecuencia, nuestro esposo(a) sabe si hemos dado nuestros cuerpos – o nuestros corazones – a otro(a), no importa que tan desesperadamente uno intente ocultarlo. Otras veces, los celos son tan planos como una pared – y también necesitan ser resueltos.
Entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado. /p>
a. Entonces el marido traerá su mujer al sacerdote: l esposo celoso debía traer una cierta cantidad de harina de cebada, este grano solamente – no acompañado por cualquier aceite o incienso, cosas que habitualmente acompañaban un grano de ofrenda.
b. No echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso: o debía tener aceite ni incienso – lo cual se pensaba para endulzar una típica ofrenda de granos; pero no hay nada dulce acerca de esta ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado. sta ofrenda era verdaderamente amarga, no dulce, porque ya sea que la esposa se encontraría culpable de adulterio, o el esposo se encontraría culpable de sospechas sin fundamento.
c. Que trae a la memoria el pecado: o era que quizás la esposa cometiera adulterio y no lo “recordara”; no era para el esposo o esposa el recordarlo, sino para toda la comunidad de recordar la terrible naturaleza ya sea del adulterio o falsa acusación.
Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová. Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua. Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición. Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; más si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén. El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amarga; y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar. Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar. Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer.Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo. Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda. /p>
a. Tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua: sta agua hecha amarga por el polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo; mientras la mujer sostenía la ofrenda de celos en su mano (un recordatorio de compañerismo con Dios), el sacerdote pronunciaría conjuro sobre la mujer.
i. La idea de descubrir la cabeza de la mujer Números 5:18) es de desatar y “dejar caer” su cabello. “El desatamiento del cabello de la mujer es otra pista de que era vista como inmunda. “Los leprosos” tenían que dejar su cabello colgar como una marca de su inmundicia.” (Wenham)
b. Y el sacerdote la conjugará, y le dirá: n este conjuro, el sacerdote solemnemente anunciaría que si la mujer era inocente de la acusación de adulterio, ella seria libre de estas aguas amargas que traen maldición. ero si ella era de hecho culpable de adulterio, ella estaría bajo el conjuro.
i. El efecto del conjuro era de hacer su muslo aquí, un eufemismo para la matriz) caer y su vientre hinche. /p>
ii. Después de que el sacerdote dijera esto, la mujer debía responder: Amen, Amen. lla tenía que aceptar que si ella era inocente, ella merecía vindicación; pero si era culpable, ella merecía el castigo del conjuro. Ella no tenía permitido la opción de decir, “bueno, lo hice, pero todo estaba realmente bien en la vista de Dios. Después de todo, nos amamos el uno al otro, o mi esposo me descuidó, y…” a lo último, esta ceremonia demandaba que el pecado fuera llamado pecado – ¡culpable o inocente!
c. El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas: espués de leer el conjuro, y escuchar el acuerdo de la mujer, el sacerdote escribiría el conjuro en un pergamino – y rasparía la tinta secacon las aguas amargas. /p>
i. Piensa en lo que hizo el agua amarga: Tanto el “polvo santo” del piso del tabernáculo, y el conjuro que contenía una ¡maldición para el pecador! La combinación de ver la santidad de Dios y la penalización a los pecadores ¡realmente es amargo
d. Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos: espués de esto, el sacerdote ofrecería la ofrenda de cebada – una imagen de compañerismo y gracias a Dios – y la mujer acusada deberá beber el agua amarga.
e. Las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar: espués de un tiempo, el juicio de Dios será evidente. Si ella muestra un tiempo de dolor interno, específicamente afectando la matriz, seria visto como evidencia de que es culpable. Pero si ella está libre de dolor, y continua teniendo hijos, sería visto como vindicación.
i. “Los rabinos dicen que la prueba por las aguas de los celos fue omitida después de la cautividad babilónica, porque los adúlteros eran tan frecuentes entre ellos, que ellos tenían miedo de tener el nombre del Señor profanado por ser frecuentemente recurrido.” (Clarke)
ii. Los rabinos también decían que si la mujer era culpable, la misma enfermedad vendría sobre el hombre con el que ella cometió adulterio; pero ellos también decían que incluso si la esposa había sido culpable, pero su esposo también había sido culpable de adulterio, el agua amarga no tendría efecto en ella.
f. Observaciones
i. Claramente, esta es evidencia que Dios no quiere parejas que vivan en un estado constante de celos. El dio un mecanismo de como los celos pueden ser demostrados o negados, y la relación trataría con la verdad desde ahí.
ii. Esta ceremonia solo trataba con una esposa adúltera y no con el esposo porque por la mayor parte, la ley Mosaica era “Caso de ley” – no pretendía anticipar cada situación potencial, sino dar ejemplos que establecerían precedencia para otros casos. Es probable que la misma ceremonia sería practicada si una esposa se volviera sospechosa del esposo en adulterio.
iii. Esta ceremonia solo podría funcionar con algunos elementos sobrenaturales involucrados; beber polvo y agua con tinta causa enfermedades internas solo en aquellos culpables de adulterio. Pero además, el estrés mental de saber que eres culpable y proclamar abiertamente la rectitud del juicio sobre el culpable, ¡no puede ser bueno para la salud de algunos!
iv. Por lo menos, esta ceremonia hacia a la comunidad entera (que era aparentemente una ceremonia pública) consiente del mal del adulterio – y la gravedad de tratar de ocultar tu pecado. La existencia de esta ceremonia en sí era un incentivo a la fidelidad en el matrimonio, y por lo tanto buena para la nación entera.
v. Seguramente, tanto la santidad de Dios y la perfección de Su palabra testifica en contra nuestra. Nosotros deberíamos ser forzados a tomar una copa amarga que nos destruiría. Pero Jesús la tomo por nosotros.
Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare; o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado /p>
a. Esta era una ceremonia que pretendía resolver cosas. Ya sea que el esposo estaba bien o mal en sus celos; sí su esposa había de hecho sido adúltera, él estaba en lo correcto – si no, equivocado. El problema tenía que ser resuelto, y esta era la manera de Dios de cómo hacerlo.
b. Los últimos dos asuntos de pureza – en relación a la restitución y resolver los celos – trata de hacer a Israel una pura, gente de la Tierra Prometida en sus relaciones personales. ¡Tú no puedes ser una persona de la Tierra Prometida si tus relaciones con otros apestan! Debes hacer la restitución y resolver las cosas.
©2016 David Guzik – No distribuir más allá del uso personal sin permiso
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