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David Guzik :: Amós 8 – Como una Canastilla de Fruta Madura

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Amós 8 – Como una Canastilla de Fruta Madura

A. Pudrición y Corrupción en Israel.

1. (Amós 8:1-3) La canastilla de fruta de verano.

Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí un canastillo de fruta de verano. Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y respondí: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehová: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más. Y los cantores del templo gemirán en aquel día, dice Jehová el Señor; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio.

a. Canastillo de fruta de verano: Esta fruta era madura, y pronto se echaría a perder. Igual que el tiempo antes de que una fruta de verano se eche a perder es corto, el tiempo para Israel es corto.

i. En el hebreo original, el punto del profeta es mucho más enfático porque usa un juego de palabras que es difícil de comunicar en español. “La conexión abierto entre la visión y la fortuna de Israel era en el juego de palabras basado en sonidos similares [en las palabras: verano y fin] … Así el punto de la visión, es la finalidad el juicio.” (Hubbard)

ii. “Así cuando Amós le contesta al Señor que ve una canastillo de (qayis), Dios le contesta “¡Ques!” El fin viene sobre Israel.” (Boice)

b. Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel… muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio: Fruta madura está casi para que la echen fuera, y un juicio similar vendrá sobre el Israel “podrido”.

2. (Amós 8:4-6) Deshonestidad y explotamiento de los pobres de Israel.

Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra, diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza, para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?

a. Los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra: Amós vuelve a su tema conocido de la justicia social, exponiendo los en Israel quienes sacan su dinero por el tratamiento injusto de los pobres y vulnerables.

b. ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo?: Israel guardaba el mes y la semana, pero solo de dientes para afuera. Por dentro rechazaban estos días especiales, puestos por Dios, y anhelaban que ya se acabaran.

c. Achicaremos la medida, y subiremos el precio: había una corrupción y explotación crónica en el mundo de los negocios, y Dios lo vio y estaba enojado. Cuando vendían trigo (a veces trigo malo echado a perder), usaban una medida pequeña. Cuando compraban o daban cambio, usaban una medida grande para el siclo.

i. El fraude y la deshonestidad en los negocios no son pecados pequeños, ni tampoco son pecados que se excusan por la “necesidad”. Dios lo ve y los toma en cuenta.

B. Como Dios juzgará a Israel.

1. (Amós 8:7-8) La seguridad del juicio.

Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras. ¿No se estremecerá la tierra sobre esto? ¿No llorará todo habitante de ella? Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto.

a. No me olvidaré jamás de todas sus obras: Esto nos recuerda que el tiempo nunca puede borrar el pecado. Con frecuencia sentimos que si nosotros u otros olvidan los pecados de nuestra juventud, entonces a Dios se le han de olvidar, pero no es así. Solo la obra de propiciación de Jesús puede cubrir el pecado, el tiempo no.

i. Podemos hacer un contraste entre Amós 8:7 y Hebreos 6:10: Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Dios no se olvida de las obras buenas de su pueblo, y no se olvida de las obras malas de los que lo rechazan.

b. Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto: Amós sabía que el río Nilo subía y bajaba con regularidad. El ve a la gente de Israel tan sacudidos por el juicio que ellos crecerán y mermarán como el subir y bajar del río Nilo.

2. (Amós 8:9-10) El grado de juicio.

Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro. Y cambiaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto de unigénito, y su postrimería como día amargo.

a. Que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro: Por razón de la referencia a una catástrofe celestial, muchos piensan que Amós ahora está viendo hacia las circunstancias alrededor del último día del Señor.

i. Aun así, algunos piensan que Amós solo se refiere a un eclipse. “Se calcula que los dos tales eclipses sucedieron durante la vida de Amós: uno en 784 a. C., y uno en 763 a. C.” (Hubbard)

b. La volveré como en llanto de unigénito: Amós intenta capturar la profundidad del llanto con esta metáfora. También recordamos la conexión con Zacarías 12:10, que describe el regreso humilde del Israel arrepentido al Mesías en los últimos días: Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

3. (Amós 8:11-14) El hambre de oír la palabra de Dios

He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed. Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán.

a. Enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová: la mayoría de las personas creen que la peor de las hambres es el hambre de pan, pero Amós nos recuerda que la peor clase de hambre es el hambre… de oír la palabra de Jehová.

i. Nota con cuidado la naturaleza de esta hambre. No es que falte la palabra de Dios, sino que hay un hambre… de oír la palabra de Jehová. “La condición descrita es la de ser sordo para las palabras de Jehová, de no poder ayudarlas. No es un caso de Dios reteniendo su revelación; sino del pueblo siendo en tal estado que no la ven, no oyen las palabras.” (Morgan)

ii. Es verdad que quizá venga un tiempo de hambre de la palabra de Dios, o por negligencia o por infidelidad. Pero eso no era lo que quiso decir Amós aquí. Hay un problema con el oyente, no con el predicador. El predicador puede tener sus propios problemas y el oyente también puede tener los suyos.

iii. 1 Tesalonicenses 2:13 describe la manera correcta de oír la palabra de Dios: Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

iv. “Podemos cuestionarnos a nosotros mismos, si nos alimentamos lo suficiente de la palabra de Dios. Si queremos crecer fuertes, necesitamos comer, no los condimentos y dulces, no antojos y sobras, no frases y oraciones piadosas; sino la carne fuerte de la palabra, doctrinas, historia, y tipos de las escrituras. ¡Oh, por más hambre y sed de estas cosas!” (Meyer)

v. Porque sí es cierto que No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mateo 4:4), sí es verdad que un hambre de oír la palabra de Dios es peor que una hambre de pan.

b. Irán errantes… buscando palabra de Jehová, y no la hallarán: Cuando nos alejamos por mucho tiempo de la palabra de Dios, podemos encontrarnos en un lugar donde no la hallaremos, aunque lo quisiéramos.

i. Recordamos que la capacidad de oír la palabra de Dios y beneficiarnos por ella es un regalo de Dios, y un regalo que no se debe de menospreciar.

ii. Jesús aludió a este principio en la parábola de las tierras y el sembrador: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. (Marcos 4:24-25) Cuando buscamos a Dios, generalmente después es más fácil encontrarlo otra vez. Cuando empujamos a Dios a un lado, generalmente se hace más difícil oír y recibir su palabra la siguiente vez.

c. Los que juran por el pecado de Samaria… caerán, y nunca más se levantarán: Dios promete que los idólatras de Israel se enfrentarán al juicio, y un juicio duradero.

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